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12 oct 2008

No existen muchos tipos de historias


Así empieza uno de los artículos que Kurt Vonnegut escribió en la última etapa de su vida para la revista norteamericana In these Times. Estos textos se han compilado y editado en el libro “Un hombre sin patria”.

Volviendo al texto de “Me gustaría enseñarles algo…”, lo que Vonnegut quería enseñarnos es que en realidad no existen muchos tipos de historias.

Está la historia de chico conoce chica. La de la persona en apuros que supera adversidades…

Esto de que la literatura se repite más que el pan de ajo no es una idea nueva, ¿verdad?, pero está maravillosamente explicada por Vonnegut, que propone un diagrama para analizar todas las historias. Resulta la mar de entretenido, ya verán.

La línea horizontal representa el arco temporal de la historia. Principio y fin, así de sencillo.

El eje vertical es el invento auténticamente genuino de Vonnegut: representa la suerte del protagonista. Muerte, pobreza extrema y enfermedad, abajo. Gran prosperidad y salud estupenda, arriba.

Y ahora, en vez de poner un ejemplo literario como hace Vonnegut, voy a intentar aplicar este esquema a un guión de cine. Algo sencillito, así me aseguro de no meter la pata. A ver, Escrito por, piensa en alguna película de chico conoce chica… Un, dos, tres, splash!, una película que cuando era un insensato jovenzuelo me encantaba.

Al principio de la película Tom Hanks se deprime porque su novia le acaba de dejar, así que la línea está por debajo del umbral de la mala suerte. Pero enseguida conoce a una bella y isteriosa Daryl Hanna que se arroja con sorprendente generosidad en sus brazos. La línea de la felicidad empieza a subir. Lo que ocurre es que esta mujer es en realidad una sirena. Oh, oh, malas noticias. Su historia de amor de repente tiene fecha de caducidad: se acabará irreversiblemente cuando ella tenga que volver a su medio natural, el océano.

Y la línea cae en picado cuando un científico la secuestra. Ahora el objetivo de Tom Hanks ha cambiado, ya no se trata sólo de encontrar el amor verdadero, ahora se trata de salvarle la vida a su amada. Devolverla al agua aunque eso signifique no verla nunca más (qué romántico, ¿no?). Por supuesto al final lo consigue. La línea consigue ascender un poquito. Y se dispara del todo hacia arriba cuando Tom toma la decisión más importante y sabia de su vida: convertirse él en un sireno para vivir siempre junto a Daryl.

El dibujo nos queda tal que así:
¿Véis que la línea termina en una posición más alta a como empezó? Vonnegut dice que esto no sucede por casualidad, que es para animar a los lectores (espectadores en este caso).

Con esta primera parte del capítulo Vonnegut ya me tenía en el bolsillo. Había encargado que me enmarcaran el esquema para colgarlo en la pared de mi dormitorio, incluso estaba considerando traducir el texto al japonés para tatuarlo bajo mi ombligo... y entonces va el prohombre, y se descuelga con que no tiene claro que el esquemita se pueda aplicar a todas las historias. Y aún más: dice que una obra maestra como Hamlet no acepta ser crucificada en esta gráfica.

¿Por qué?
Sencillamente, porque Hamlet es una historia plagada de giros, pero nunca queda claro que el giro que se ha producido es una buena noticia o una mala noticia, y por lo tanto no sabríamos que hacer con la línea, si subirla o bajarla.

Porque vamos a ver: que a Hamlet se le aparezca el fantasma de su padre y le anuncie que tiene que vengar su asesinato, ¿es una noticia buena o mala?

Que Hamlet atraviese con una espada a Polonio sin sufrir ninguna consecuencia, ¿es una noticia buena o mala?

Y ese final en el que tanto los héroes como los villanos de la historia mueren, ¿es una buena noticia o una mala noticia?

No está nada claro. El encefalograma de la trama de Hamlet quedaría plano. Según Vonnegut, hay un motivo por el que de todas formas consideramos esta obra una genialidad:

"...Shakespeare nos dijo la verdad, y la gente muy pocas veces nos dice la verdad en cuanto a estos ascensos y caídas. La verdad es que sabemos tan poco de la vida que en realidad no sabemos distinguir cuáles son las buenas noticias y cuáles son las malas noticias. Y si muero (Dios o lo quiera), me gustaría ir al cielo para preguntarle al que manda allá arriba: oye, ¿cuáles eran las buenas noticias y cuáles eran las malas noticias?". Vonnegut ahora está en el cielo (el de los no creyentes, supongo).

Via: canaltcm

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