A lo mejor el título es algo sensacionalista. No quiero que hacer sentir mal a nadie… Bueno, sólo un poco: me gustaría ayudar a desechar de tu vida los "tics" que nos impiden ver que por cada problema hay como mínimo una solución.
Hoy propongo catorce.
1. En busca del tiempo perdido.
Siéntate una hora para poner por escrito todo aquello que ocupa tus días: trabajo, transporte, compras, comidas, compromisos familiares, estudios, sueño… SÉ REALISTA.
Analiza el esquema que te ha quedado:
* ¿Hay huecos libres? ¿por qué no los marcas como tiempo para escribir?
* Si no los hay, y de verdad quieres escribir, ¿no es posible que, al menos una vez al mes (mucho mejor si es a la semana; y mejor todavía si es al día), te excuses de alguno de los compromisos apuntados y dediques ese tiempo a la escritura?
2. El transporte literario.
¿Vas a trabajar o a estudiar en transporte público? Mi experiencia, aunque sé que es un poco extrema, es que pocas veces he gastado menos de dos horas al día en autobuses, trenes y metros: Lleva contigo un cuaderno, o unos folios doblados, o lo que te resulte más cómodo, y escribe.
Al principio, sobre todo si estás habituado a escribir en la soledad de tu cuarto, te costará un poco concentrarte. Pero pronto te darás cuenta de la de horas de escritura que puedes sacar a la semana.
3. "Pero es que yo voy en coche a todas partes".
Pues tienes dos opciones, dependiendo de lo necesario que te resulte hacerlo:
1. Si el sitio al que te desplazas está bien comunicado, deja el coche en casa y utiliza el transporte público para escribir. A lo mejor tardas más, pero el tiempo estará mejor aprovechado. Y, como bonus, el medioambiente y tu economía te lo agradecerán.
2. "TENGO que ir en coche". Pues consigue una grabadora. Es probable que ni tengas que comprarla, porque casi todos los teléfonos móviles, mp3 e incluso cámaras de fotos incluyen una. Durante el viaje, ponla en marcha y dicta tus ideas.
Es muy probable que nunca encuentres la ocasión de transcribir esas grabaciones. Además, se trata de un proceso bastante tedioso. Pero el tiempo que has dedicado a hablar de tus escritos se reflejará en la facilidad que encontrarás cuando por fin te sientes frente a la hoja en blanco.
(Nota para quien se lo pueda permitir: en internet puedes encontrar docenas de empresas que te transcriben grabaciones a un precio módico)
4. Almuerzo.
Todos los días tienes que comer, ¿no? Pues elige al menos uno de los días de la semana para comer solo. Saca el cuaderno y, mientras comes (o durante el café, o en el tiempo que te sobra si llevas un tupper muy pequeño o comes muy deprisa), ESCRIBE.
5. Hoy tengo una cita.
¿Has quedado? Si vas en transporte público, ya sabes lo que te voy a decir. ¿Que estás al lado de tu casa, o vas en coche? Queda directamente en un bar, o en una cafetería, nunca en la calle, y llega al menos media hora antes. Además de que nunca harás esperar a nadie, y de que se te hará más agradable la espera si la otra persona es impuntual, dispondrás de al menos media hora para escribir. Puedes usar servilletas, aunque te recomiendo un cuaderno de bolsillo, o unas hojas dobladas, que no ocupan nada.
Una vez más: ESCRIBE. LO QUE SEA. Si aún no tienes ningún proyecto, deja volar la imaginación, o utiliza alguno de los trucos de los que te hablé en los anteriores artículos.
(Y, por cierto, ¿por qué no te planteas quedar algún día contigo? Eso significarían horas de escritura y una buena medicina contra la falta de autoestima)
Creo que vas cogiendo la idea, ¿no? Pues entonces no me extenderé demasiado con las siguientes sugerencias:
6. En el trabajo. ¿Tienes alguna vez tiempos muertos? Estás esperando recibir una llamada, o un email; no entra ningún cliente; necesitas un descanso… ESCRIBE.
7. ¿Y si pones el despertador media hora antes? Podrás desayunar con más tranquilidad, y empezar el día escribiendo un ratito.
8. Antes de dormir, ¿por qué no piensas en qué has escrito o en qué quieres escribir? Ten siempre cerca algo con lo que escribir.
9. Los fines de semana: de tantas horas, ¿no puedes encontrar ni siquiera una para escribir?
10. En el cine, en el teatro, durante los anuncios de la televisión, antes de que empiece el concierto, mientras te tomas una última copa a solas… Cualquier tiempo de espera puede ser tiempo útil.
11. Después del trabajo, ¿qué haces? ¿No puedes irte a tomar un café y escribir un poco? O nada más llegar a casa, mientras se precalienta el horno, etc.
12. ¿Fumas? Las pausas para fumar (o para descansar) en el horario de trabajo las puedes utilizar también.
13. Mientras haces cualquier otra tarea (que no implique manejar materiales peligrosos, claro), como cocinar, barrer, planchar, andar… Pensar en escribir TAMBIÉN ES ESCRIBIR.
14. En la sala de espera del médico, o de cualquier templo de la burocracia… La de tiempo que perdemos… ¡CUADERNO!
Hoy propongo catorce.
1. En busca del tiempo perdido.
Siéntate una hora para poner por escrito todo aquello que ocupa tus días: trabajo, transporte, compras, comidas, compromisos familiares, estudios, sueño… SÉ REALISTA.
Analiza el esquema que te ha quedado:
* ¿Hay huecos libres? ¿por qué no los marcas como tiempo para escribir?
* Si no los hay, y de verdad quieres escribir, ¿no es posible que, al menos una vez al mes (mucho mejor si es a la semana; y mejor todavía si es al día), te excuses de alguno de los compromisos apuntados y dediques ese tiempo a la escritura?
2. El transporte literario.
¿Vas a trabajar o a estudiar en transporte público? Mi experiencia, aunque sé que es un poco extrema, es que pocas veces he gastado menos de dos horas al día en autobuses, trenes y metros: Lleva contigo un cuaderno, o unos folios doblados, o lo que te resulte más cómodo, y escribe.
Al principio, sobre todo si estás habituado a escribir en la soledad de tu cuarto, te costará un poco concentrarte. Pero pronto te darás cuenta de la de horas de escritura que puedes sacar a la semana.
3. "Pero es que yo voy en coche a todas partes".
Pues tienes dos opciones, dependiendo de lo necesario que te resulte hacerlo:
1. Si el sitio al que te desplazas está bien comunicado, deja el coche en casa y utiliza el transporte público para escribir. A lo mejor tardas más, pero el tiempo estará mejor aprovechado. Y, como bonus, el medioambiente y tu economía te lo agradecerán.
2. "TENGO que ir en coche". Pues consigue una grabadora. Es probable que ni tengas que comprarla, porque casi todos los teléfonos móviles, mp3 e incluso cámaras de fotos incluyen una. Durante el viaje, ponla en marcha y dicta tus ideas.
Es muy probable que nunca encuentres la ocasión de transcribir esas grabaciones. Además, se trata de un proceso bastante tedioso. Pero el tiempo que has dedicado a hablar de tus escritos se reflejará en la facilidad que encontrarás cuando por fin te sientes frente a la hoja en blanco.
(Nota para quien se lo pueda permitir: en internet puedes encontrar docenas de empresas que te transcriben grabaciones a un precio módico)
4. Almuerzo.
Todos los días tienes que comer, ¿no? Pues elige al menos uno de los días de la semana para comer solo. Saca el cuaderno y, mientras comes (o durante el café, o en el tiempo que te sobra si llevas un tupper muy pequeño o comes muy deprisa), ESCRIBE.
5. Hoy tengo una cita.
¿Has quedado? Si vas en transporte público, ya sabes lo que te voy a decir. ¿Que estás al lado de tu casa, o vas en coche? Queda directamente en un bar, o en una cafetería, nunca en la calle, y llega al menos media hora antes. Además de que nunca harás esperar a nadie, y de que se te hará más agradable la espera si la otra persona es impuntual, dispondrás de al menos media hora para escribir. Puedes usar servilletas, aunque te recomiendo un cuaderno de bolsillo, o unas hojas dobladas, que no ocupan nada.
Una vez más: ESCRIBE. LO QUE SEA. Si aún no tienes ningún proyecto, deja volar la imaginación, o utiliza alguno de los trucos de los que te hablé en los anteriores artículos.
(Y, por cierto, ¿por qué no te planteas quedar algún día contigo? Eso significarían horas de escritura y una buena medicina contra la falta de autoestima)
Creo que vas cogiendo la idea, ¿no? Pues entonces no me extenderé demasiado con las siguientes sugerencias:
6. En el trabajo. ¿Tienes alguna vez tiempos muertos? Estás esperando recibir una llamada, o un email; no entra ningún cliente; necesitas un descanso… ESCRIBE.
7. ¿Y si pones el despertador media hora antes? Podrás desayunar con más tranquilidad, y empezar el día escribiendo un ratito.
8. Antes de dormir, ¿por qué no piensas en qué has escrito o en qué quieres escribir? Ten siempre cerca algo con lo que escribir.
9. Los fines de semana: de tantas horas, ¿no puedes encontrar ni siquiera una para escribir?
10. En el cine, en el teatro, durante los anuncios de la televisión, antes de que empiece el concierto, mientras te tomas una última copa a solas… Cualquier tiempo de espera puede ser tiempo útil.
11. Después del trabajo, ¿qué haces? ¿No puedes irte a tomar un café y escribir un poco? O nada más llegar a casa, mientras se precalienta el horno, etc.
12. ¿Fumas? Las pausas para fumar (o para descansar) en el horario de trabajo las puedes utilizar también.
13. Mientras haces cualquier otra tarea (que no implique manejar materiales peligrosos, claro), como cocinar, barrer, planchar, andar… Pensar en escribir TAMBIÉN ES ESCRIBIR.
14. En la sala de espera del médico, o de cualquier templo de la burocracia… La de tiempo que perdemos… ¡CUADERNO!