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15 abr 2010

10 pretextos para la escritura de guiones mediocres

1. Mi prima Marta es así.

El primer enemigo de un guión es la veracidad entendida como verosimilitud: la verdad en el cine no tiene nada que ver con la verdad de la calle, aunque ambas verdades son siempre entidades construidas, elementos discursivos. En el cine, la verosimilitud es una “verdad” interna, en virtud de la cual la gente puede volar y los amantes bailan y cantan antes de suicidarse. La prima Marta no tiene nada que ver con la credibilidad de un guión. Invitemos a la prima Marta al cine y repasemos la Poética de Aristóteles.

2. Entonces mi personaje entiende todo... y cambia.

En el drama (y casi siempre en la vida) nadie cambia porque comprende algo, porque la comprensión es siempre anti-dramática. Casi podría decirse que en un noventa por ciento de las veces la comprensión es inútil en los contextos sociales: la retórica es más el arte del engaño mediante las emociones, que la disciplina de la argumentación irrebatible. En un guión los personajes cambian porque deciden emprender una nueva manera de actuar: de accionar o reaccionar. Y las decisiones que muestran esas nuevas maneras de actuar provienen de la acción práctica y se gestan en la fragua de los sentimientos.

3. Todo el mundo haría lo mismo que hace Mauricio.

El sentido común no constituye una regla dramática: en los filmes y en las obras dramáticas en general, el sentido común de los personajes es un acuerdo construido en el interior del texto que tiene como uno y sólo uno de sus componentes el sentido común, porque se nutre de otras cosas, como el género o la conveniencia estética. Quizás no hay que hablar del sentido común, sino del sentir común, es decir, del sentir que el espectador y el escritor comparten por intermedio de los personajes. De este simulacro de encuentro, que renace en la lectura o en la butaca del cine, deriva todo el sentido común que gobierna una historia.

4. Esa no es la intención de mi personaje.

En los guiones las intenciones de los personajes no son materia de interpretación: son datos que se muestran explícitamente, o que se pueden inferir. Hasta una intención inconfesada debe construirse con claridad, para que el lector o el espectador sepan que se trata de eso, de una intención inconfesada. Hay que desconfiar de la capacidad interpretativa del público, sobre todo porque el público es diferente a uno. Y las intenciones que yo le supongo a mi personaje, no tienen que coincidir con las intenciones que les adjudicará el público, que siempre es más bien malintencionado.

5. Es que no entienden lo que quise decir

Los guiones no son test de inteligencia para gente que uno supone menos apta intelectualmente que uno: la inteligibilidad del guión es uno de sus rasgos constitutivos. Se pueden hacer guiones difíciles, porque no hay otra manera de explicar lo que ellos abordan. Y hay que, de todas maneras, luchar por hacer fácil lo difícil. Pero hay que evitar a toda costa que el guión que uno escribe sea el vehículo de las propias confusiones.

6. Mi guión cumple con todas las exigencias del paradigma.

Un formato es una guía para escribir guiones y, como tal, participa de las bondades de cualquier instrumento para el pensamiento racional. Pero un guión se escribe con la cabeza y también con el pulso, con el ritmo de las teclas sobre el teclado y además el ritmo de los latidos del corazón. Una acción dramática es algo que se lee con el papel y que se siente; un personaje es algo que se explica, pero que debe dar ganas de reír o llorar. Hay que desechar el pretexto que nos suministra nuestra cabeza, en aras de la incomodidad que nos demanda nuestro estómago o nuestro corazón. La prueba ácida de nuestros guiones la suministrará nuestra complacencia o nuestra repulsión de primeros lectores.

7. La gente es así.

Las generalizaciones son las principales enemigas del drama (y de una sabia apreciación de la vida). Se ha dicho mil veces que uno es uno y su circunstancia, y esto es todavía más cierto cuando se aplica a los personajes. Las generalizaciones no sirven de nada para escribir, son marcos de referencia, nada más. No hay que apelar a las leyes que uno le supone al mundo, hay que invocar ciertas leyes y demostrarlas. Con las leyes del drama, si vale la metáfora.

8. Estoy enamorado de esa escena.

La pasión ciega es enemiga de la maduración dramática: no hay material imprescindible, ni recurso insustituible, ni imagen que por sí sola merezca la eternidad dramática. Borra tu imagen más querida, que si ella tiene fuerza, reaparecerá rediviva y transformada en otro lugar de tu guión.

9. Mi personaje procede así, porque se siente herido.

Lo peor en el mundo dramático (y el otro) son las justificaciones. Escribir, quizás, es aprender a no justificarse. No necesitamos justificar a nuestros personajes, como tampoco necesitamos justificarnos nosotros mismos. Los personajes actúan de acuerdo con la fatalidad del mundo en que se encuentran sumidos. Y de esa fatalidad, ni siquiera nuestras justificaciones de autor pueden rescatarlos.

10 Todo el que esté claro, entenderá que el mundo es así.

Los guiones no son edictos, ni tratados, mucho menos panfletos para nuestra auto-satisfacción. Hay que dejar nuestras tesis sobre el mundo para el café o las reuniones de pares, sobre todo si uno quiere que esas tesis permanezcan intactas. Pero verter nuestras ideas sobre el mundo o la vida en un guión, implica someterlas al vendaval purificador de las fuerzas dramáticas, regocijarse de su transformación y asumir íntegramente las consecuencias.

por: Frank Baiz

31 mar 2010

Stephenie Meyer publica nuevo libro de Twilight!

Parece que Kellan Lutz (y otras estrellas de Twilight) consiguieron su deseo. Otro libro Twilight está saliendo el 5 de junio, dando a los fans un cumplido antes de que Eclipse llegue a los cines el 30 de junio.

Stephenie Meyer empezó a escribir un cuento adicional para compartir en su sitio web con los fans, pero el ejercicio se convirtió en 192 páginas y el nacimiento de "The Short Second Life of Bree Tanner: An Eclipse Novella".

El director de Eclipse, David Slade, tuvo una temprana lectura de la novela y dice no sólo que disfrutó de la historia, sino que la lectura le inspiró su comprensión de locaciones alternativas para la película. Él piensa que el cuento, que se centra en un vampiro recién nacido, será emocionante para los Twihards, diciendo, "Creo que los fans van a amar los fascinantes detalles que participan en los amores, los miedos y las acciones de un vampiro emergente".

Foto de Meyer, en el estreno de la saga de Crepúsculo: Luna Nueva el 16 de noviembre de 2009.

Raúl Serrano: Introducción a su libro "Creación de Personajes Cinematográficos"

“Lo esencial es intentar recordar siempre que el guión empieza por el personaje. No por lo que quieres decir. Empieza y termina por el personaje.” Arthur Laurents.

Hoy más que nunca los guiones y los fims flaquean sobre todo cuando hablamos de las subtramas o de los personajes. Tal vez sea el fuerte academicismo sydfiliano, segeriano y demás lo que nos ha llevado a esta situación, pero sería injusto quedarnos ahí. Las películas de hoy en día son, ante todo, un intento frustrado por resolver y exponer tramas con miles de giros imposibles, donde el personaje ha de plegarse a las necesidades de la trama y no al revés. No se habla de sentimientos, (o se habla de una manera muy superficial, muy tópica) ¿por qué? Es posible que la nueva era (y la vieja) no tenga muchos temas de los que hablar (cosa incierta); es posible que no se indague mucho en quién cuenta nuestra historia, qué miedos o qué deseos siente, en qué entorno vive, por qué nuestro protagonista se peina con la raya a la derecha y no a la izquierda o si aún abraza su peluche a escondidas, como cuando tenía cinco años. También hay, por desgracia, un exceso de docentes que nunca han escrito un guión o por lo menos no un guión potente, bien elaborado y digno de ejemplo, por lo menos en España.

¿No son los personajes, ante todo, un vehículo para hablar de sentimientos? Y hablar de sentimientos es algo complejo, una aventura desconocida y azarosa, en donde la mayoría de las veces el guionista intenta escribir sobre lo que no sabe que sabe (como afirma Rosa Montero y recalca Miguel Machalski). En el caso de la creación o manipulación de sentimientos, también entran en juego la experiencia, la intuición y por desgracia, la razón. Estamos acostumbrados a justificar los sentimientos como si estuviéramos resolviendo un problema de lógica o un problema matemático. ¿Es posible que haya un exceso de linealidad expositiva a la hora de mostrar lo que sienten los personajes y cómo lo sienten? Eric Rommer se quejada, ya hace décadas, de la falta de “mentira” que había en el cine.

Otro lastre común es que se suele dar más importancia en justificar por qué el personaje siente lo que siente, que en hacer hincapié en lo que tal o cual cosa le produce. Hay (y esto no tiene solo que ver con la experiencia) un deseo de protagonismo espantoso, en donde importa más lo que quiero decir que la historia que cuento y/o quiénes la cuentan.

Los apuntes que forman este libro y la teoría que aquí expongo no van en función de una fórmula mágica. Son, si se me permite la expresión, un compendio de sentimientos y miedos que el guionista puede tener a mano a la hora de querer saber más sobre el significado, el significante y cómo afectan al individuo (personajes) en situaciones por ejemplo de estrés, de ansiedad, de paranoia, de obsesión, de terror, de pánico, etc. Si en algo es novedoso es sobre todo en cuanto a que yo siento que los personajes, durante gran parte del film, se convierten en “obsesivos paranoicos”. Y esto se da por varias rozones, expuestas, con mayor o menor fortuna, en los capítulos siguientes.

Lo segundo que puede ser novedoso es consecuencia del primer punto; creo que en todo film, incluso en la comedia o en la parodia, el personaje va a sentir una serie de miedos inevitables a medida que se vaya enfrentando con las situaciones que se le planteen. Es imposible evitar que choquen con lo que son y ante su destino, así como con los códigos y el lenguaje sobre el que están creados.

El tercer punto no pretende ser una máxima, sino una premisa: “¿El miedo debe ser proporcional al peligro y viceversa y debe estar acorde con el perfil del personaje?” En el apartado correspondiente pongo un par de ejemplos fílmicos que cuadran muy bien con este planteamiento. A veces, este planteamiento me ha sido valioso incluso para definir el o los géneros y el tono que predominaba en el guión.

Por último propongo una serie de modus operandi o de maneras que a mí me son útiles a la hora de ponerme a crear personajes. Hay guionistas a los que les es imposible crear historias y personajes totalmente inventados; siempre recurren a su vida, de manera consciente y premeditada, para desarrollar ambas cosas. Otros guionistas se dejan llevar por la imaginación en “estado puro”, y aunque todos sabemos que la personalidad y nuestras vivencias son intrasferibles e inevitables, prefieren crear desde cero y no buscan en su vida, de manera premeditada, personas, perfiles y situaciones que cuadren con su obra.

Saber todo el pasado, el presente y el fututo del personaje es algo a valorar por el guionista: ¿es mejor saber todo acerca del personaje antes de encarar el guión o por el contrario es mejor ir descubriendo la evolución del mismo? Actualmente hay varias posturas a la hora de valorar estos métodos. Otro apartado que se desprende de éste es; ¿qué información de mi personaje voy dando al espectador? ¿información intelectual o emocional? Tal vez éste apartado, junto al apartado de diálogos, sea uno de los más complicados que existen. Siempre hay que “jugar” con la información “intelectual” y “emocional” del espectador, en función de lo que queremos que sienta o piense de la historia y de los personajes, en tal o cual momento del film.

El cine es mucho más que un arte. Muchas veces es un balance consciente del mundo, de las sociedades, los sentimientos, los deseos, los miedos. Otras veces las películas son premoniciones de ciertas facetas de la sociedad o del individuo, y los “individuos” (personajes) que viven esas premoniciones, son como mesías o más bien como testigos de ciertas vivencias que ni siquiera aún se han dado en la “realidad”. Amamos a los personajes de un modo que no alcanzo a vislumbrar. Les permitimos ser quienes quieran y hacer lo que les venga en gana. No tienen carne, ni huesos, y están hechos con el humo que impregna nuestros sueños, nuestros deseos y nuestros miedos. Es por ello que se merecen un respeto y una atención que ha día de hoy está muy descuidada. Son “ese reflejo de un sueño en el sueño de otro espejo.” Son nuestro espejo de celuloide, pero ellos son eternos, para bien o para mal, y la eternidad es mucho tiempo.

Via: abcguionistas

26 mar 2010

Richard Price, escritor y guionista: "Ser un buen dialoguista es un don con el que se nace"

El escritor parece cansado, nada que no puedan remediar los cruasanes y el café bien cargado que le ponen delante. Con los guiones de The Wire, serie para televisión ambientada en los suburbios de Baltimore que mantiene en vilo al mismísimo Obama, Price alcanzó la condición de semidiós. También dinero y más fama de la que ya tenía. Jamás ha renegado del Bronx, el conflictivo barrio de Nueva York donde nació y pasó buena parte de su vida.

Sus modales pueden ser exquisitos si se lo propone. Y sabe seducir, aunque a veces aflora su espíritu barriobajero. Bajo su costra de chico del arroyo, sin embargo, no queda cicatriz alguna. Es inteligente, cínico y un pelín fantasma. Hace tres décadas se zambulló de lleno en la gloria con el guión del filme El color del dinero, dirigida por Martin Scorsese. Era la segunda parte de la genial El buscavidas y contaba, como aquélla, con Paul Newman en el reparto. El galán de los ojos azules, entrado en la sesentena, se comía literalmente a Tom Cruise. Se quedaba además con la chica, la bella Maria Elizabeth Mastrantonio. La revista EPOCA entrevistó a Richard Price.

Su última novela también parece destinada a convertirse en un referente, desde las primeras páginas en que es asesinado un joven camarero. A partir de ese momento comienza un auténtico calvario para el principal sospechoso, sometido a un feroz interrogatorio que lo destroza psicológicamente. Está ambientada en el Lower East Side, principal barrio receptor de inmigrantes de la ciudad de los rascacielos a principios del siglo xx, enclave multicultural y foco de conflictos, y uno de los lugares más pijos de Manhattan en la actualidad.

-¿Aprendió algo en el Bronx que le haya sido de utilidad después?
Me ocurrieron dos cosas que han marcado mi vida e hicieron que me sintiera diferente: una parálisis cerebral y haber vivido en una vivienda social.

-¿Qué es la vida fácil para usted?
La novela trata de cómo Nueva York se reinventa a sí misma de forma ininterrumpida. El título original no significa vida fácil, sino vida abundante. Se refiere a la multiplicidad de planetas que se crean en el Lower East Side, donde conviven inmigrantes ilegales de diversas partes del mundo y europeos privilegiados que nadan en la abundancia.

-¿Prefiere el monólogo o el diálogo?
No le hago ascos a ninguno. Los monólogos me interesan porque son en sí mismos como relatos, como solos instrumentales. El diálogo es como un saxofón o una trompeta que tocan respondiéndose, como el bebop que inmortalizó el gran Charlie Parker.

-¿Prefiere escribir novelas o guiones para cine y televisión?
Novelas, sin dudarlo. En ellas puedo controlar todo el proceso de escritura. En los guiones no se escribe realmente; se está al servicio de lo visual, pero no hay narrativa en el fondo.

-Además de para hablar de su libro, está en Madrid para dar una conferencia. ¿Con qué va a deleitar a los oyentes?
No tengo ni idea, pero puedo darle alguna pista. Creo que las novelas van a vivir para siempre, no necesitan ser reinventadas cada vez que aparezcan nuevos avances de la tecnología.

-El Lower East Side es uno de los principales personajes de su libro, ¿qué tiene de especial ese lugar?
Es el barrio receptor de inmigración más importante de la historia de EE UU. Hace un siglo, los emigrantes que procedían de Europa oriental y del sur se concentraron en ese infierno. Muchos llegaron a ser grandes empresarios o magistrados. En los sesenta y setenta se instaló de nuevo la pobreza, y sus habitantes eran incapaces de salir de aquel agujero. Se convirtió en el lugar más peligroso de Nueva York por culpa de las drogas de todo tipo. A finales de los noventa lo descubrió el sector inmobiliario. Ahora es una especie de Montparnasse, como un gran parque para los jóvenes privilegiados de todo el planeta.

-Usted tiene fama de ser un excelente dialoguista. ¿Dónde aprendió la técnica, en la calle o en alguna escuela?
Es un don con el que se nace. No he sido nunca un gran sprinter, qué se le va a hacer, pero sí un buen dialoguista. Me gusta el diálogo, porque así no tengo que preocuparme de las reglas de la gramática. Y añadiré que no hay mejor escuela que escuchara a la gente.

-¿Cuáles son las causas de la violencia en los barrios marginales de ciudades como Nueva York?
No creo que ahora haya tanta como se piensa. Algunas de sus modalidades son universales, como el resentimiento hacia los inmigrantes que llegan por primera vez. En los barrios pobres, la gente se odia entre sí, especialmente los jóvenes, que ejercen así su virilidad.

-¿Las actitudes violentas son un tubo de escape necesario?
-En todos los lugares donde la gente no sigue un proceso normal de socialización que les permita controlar sus impulsos primarios, diría que sí. Hay tiros, navajazos y puñetazos porque esas personas no tienen referencias en las que apoyarse para superar esas conductas tan agresivas. Y lo más triste es que todo el mundo actúa así. Un día vas paseando por Harlem y ves que un niño se aleja de la madre. Ésta le grita, le insulta de la peor manera. Y eso no ocurre únicamente allí. Creo que es producto de la pobreza, porque la madre creció también en ese ambiente.

-En su novela hay un lúcido análisis de la violencia y sus causas. ¿Una sociedad sin violencia sería un lugar inhabitable?
¡¿Y cómo quiere que lo sepa?! Ésa es una cuestión que le contestaría George Orwell mejor que yo.

-¿La solución sería mayor presencia policial y más represión?
Con más policía las drogas desaparecerían hasta cierto punto, aunque no debe olvidarse que alguna gente las necesita como vía de escape. Por eso seguirán existiendo. La policía puede entrar en barrios como el Lower East Side y arrestar a quienes trapichean con droga. Pero eso es como barrer con escoba sin tener recogedor para la basura. Lo que hacen es trasladarla a otro sitio.

-Al delincuente se le asocia siempre con la dureza. Al universitario, con la delicadeza...
Así piensa un personaje de la novela, pero no sé si es del todo cierto. Los delincuentes proceden por lo general de lugares muy duros. Los universitarios, de sitios mucho más suaves. Yo pasé una parte de mi vida en una vivienda social, rodeado de pobreza y de gente con vidas difíciles, muy trabajadores en su mayoría. Pero la cosa funcionaba. Hoy me gano bien la vida escribiendo, sin necesidad de cometer delitos.

-Cuando la policía interroga a alguien, ¿no le está pidiendo en el fondo que construya una ficción?
Antes de entrevistar a un sujeto, el periodista ya tiene el artículo en su cabeza. Con la policía pasa lo mismo. Decide de antemano, y quiere que la persona interrogada escriba la parte que saben ellos. No preguntan por curiosidad, lo hacen como si quisieran atrapar a alguien. Por lo común, antes de un interrogatorio han hablado con testigos, con gente que conocía a la víctima. Y también con sospechosos. Nunca se adentran por territorios desconocidos, lo que no quiere decir que no puedan equivocarse.

-¿Las autoridades hacen algo por mejorar las condiciones de vida en los barrios de casas pobres ?
Pueden prevenir, pero poco más. En Harlem, donde vivo ahora, hay decenas de bandas de adolescentes. Sólo se pelean, sin practicar una actividad delictiva rentable. La policía los conoce a todos. Si alguien de la banda X es disparado, y saben que lo hizo alguien de la banda Y, acuden a los de la banda X porque saben que están preparando la venganza. “Os conocemos -les dirán- y si ocurre algo, vamos a ir a por vosotros”. Luego van a la banda Y con un cuento parecido. “Sabemos que os estáis preparando para recibir el contraataque. Si les ocurre algo a los de la otra banda, iremos a por vosotros”. La policía puede prevenir el contraataque. Eso es todo.

-¿La mayoría de los asesinos son “estúpidos y egocéntricos”, como piensa el policía ‘Matty’?
Los asesinos no controlan sus impulsos. Son incapaces de pensar más allá del momento. Un chico de 16 años con un arma está tan obsesionado que es incapaz de pensar en la cárcel, la muerte o cualquier otra consecuencia de sus actos. De los 12 a los 18 años, en todo el planeta, todos tienen una enfermedad mental que se llama adolescencia.

-¿Los policías son los buenos y los delincuentes los malos?
Un policía trata con gente de toda clase. Si es inteligente, a la hora de detener a un delincuente pensará: “Si yo hubiera nacido donde él, me habría pasado lo mismo”. Nací y crecí en un barrio marginal, en el seno de una familia trabajadora y no en un agujero de mierda. A partir de ahí, cada uno se ha convertido en una cosa distinta. Todo es cuestión de suerte.

-¿En el momento de escribir le atraen más los policías o los criminales?
Me resulta más fácil escribir sobre la policía. En el Bronx, el barrio donde crecí, mucha gente se hacía policía. Por esa razón los comprendo mejor, aunque no sea uno de ellos. Tampoco soy un delincuente. Lo he intentado, pero nunca he matado a nadie.

17 mar 2010

10 preguntas para estructurar un guión

1 - ¿A quién pertenece la historia “por dentro”, es decir, qué personaje se verá afectado profundamente por la historia? En otras palabras, ¿quién es el Personaje Central?

2 - ¿Qué se juega internamente el Personaje Central de la historia
(no necesariamente el personaje que tiene una meta externa en la historia, aunque ambas funciones pueden coincidir)? ¿Cuál es su “problema”? ¿Cuál es la fuente de su “problema”?


3 - ¿Qué tarea debe llevarse a cabo en la historia?
¿Qué meta persigue? ¿Qué personaje debe alcanzar esta meta (bien sea el Personaje Central de la historia u otro personaje)?


4 - ¿Qué le impide al personaje que busca alcanzar la meta
(llamémosle “Protagonista”) lograr su propósito? ¿Cuál es la fuerza antagónica?


5 - ¿Qué rasgo del Personaje Central afecta la consecución de la meta?


6 - ¿Cuál es el conflicto externo principal de la historia?
¿Cuál es el conflicto interno principal del Personaje Central?


7 - ¿Por qué el conflicto es insoslayable?


8 - ¿Qué se juega en la escena clímax
, tanto internamente para el Protagonista, como internamente para el Personaje Central (ambas preguntas se refieren al mismo personaje, si el Protagonista de la historia es el mismo Personaje Central)?


9 - ¿Cuál es la resolución de la historia?
¿Qué cambia en la historia, tanto externamente en el Protagonista, como internamente en el Personaje Central?


10 - ¿Cuál es la moraleja de la historia?
¿Qué interrogantes deja abiertas?


Via: frankbaiz

Concurso de Guiones: 6º American Screenwriting Competition

Presentado por Hollywood Scriptwriter, este concurso de Guiones en habla Inglesa invita a Guionistas del mundo entero a concursar por sexta vez.

Bases:

Los guiones tendrán que ser mandados a través de Internet. Su longitud deberá ser de entre 70 y 150 páginas. El envío del proyecto incluirá una sinopsis.

Podrán mandarse cuantos proyectos se desee, aunque rellenando el formulario de inscripción y pagando el precio del registro a cada vez.

Precio por envío de un Guión: $ 60

Plazo de recepción de proyectos: 15 de Marzo 2010 / 30 de Abril 2010

Toda la información e inscricpión en: http://www.flatshoe.com/

13 mar 2010

El maravilloso mundo de las portadas de los libros

Las cubiertas y contracubiertas de los libros están convirtiéndose, por derecho propio, en una obra de arte independiente de la obra escrita. ¿Hasta dónde se llegará por captar la atención del lector potencial?

Al igual que sucede con ciertos trailers de cine (los que son tan trepidantes o generan tantas expectativas que, al final, deslucen la propia película), las portadas de libros están convirtiéndose en un producto en sí mismo. No ya algo insustituible de la historia que se esconde en las páginas de un libro (lo que los expertos en marketing llaman packaging: el envoltorio o envase es tan o más importante que el contenido) sino un fin en sí mismo.

Pequeñas obras de arte que no sólo buscan captar la atención del lector en un sector cada vez más masificado por continuas novedades.

9 mar 2010

Claves para la escritura de un buen guión

El Guionista Frank Baiz en su blog a dejado un libro para descargar, esto nos dice: Acabo de publicar en Bubok un libro que se titula "Claves para la escritura de un buen guión" y que recopila algunos de mis escritos de La página del guión.

Los interesados pueden descargar el PDF enforma gratuita aquí o adquirirlo en papel en la librería de Bubok.

RECURSOS PARA ESCRITORES Y GUIONISTAS

Espero poder ayudar con este BLOG a todos los que están interesado en Poder alguna vez vender algunas de sus obras y vivir de ello.En este blog encontraran información sobre como escribir libros también a todos los interesado en la escritura de “guiones“de cine, TV, vídeos juegos o teatro Espero poder ser les útil