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27 jul 2008

Modos de acercar nuestra obra al interés del lector


Quien desee escribir una obra y dotarla de las características que la ubican como parte integrante del proceso hacia una buena comunicación, debe saber que la misma es un mensaje y funciona como mediador en la relación comunicacional que el autor crea con el receptor.

Mucho se ha discutido al fin de lograr una definición clara y concisa del significado que el actor llamado mensaje tiene dentro del camino a recorrer en la búsqueda de una buena comunicación. Por esta razón, hoy consideramos que el mismo es una suerte de medio comunicativo, a través del que el emisor envía información al receptor, que es quien recoge y absorbe el mensaje.

Esta información debe ser tenida en cuenta por todo autor al momento de crear una obra; sea ésta escrita o no, ya que las características mencionadas son aplicables a todo mensaje, sin importar el soporte que le dé forma. De esta manera, el filósofo y educador canadiense Marshall McLuhan ha considerado lo siguiente en una entrevista, respecto de esta idea y de su teoría, que dicta que “el medio es el mensaje”:

“Tenemos por ejemplo un automóvil. El medio no es el coche, sino todo lo que existe debido al automóvil: las carreteras, las fábricas, las gasolineras, etc., todo lo que se crea a su alrededor y que cambia la vida de la gente. Lo mismo ocurre con la electricidad, que ha revolucionado nuestros horarios. Harold Innis, que fue el primero que estudió los efectos de los mass media[1], describió cómo la escritura sobre papel en vez de sobre piedra había revolucionado la historia de la humanidad. El militarismo proviene del papiro porque éste facilitaba el envío de mensajes. La caída del Imperio Romano se produjo cuando se seco el papiro. Lo que Innis no sabía es que los papiros del Nilo se secaron porque los romanos habían contaminado el río…".

Entendemos que tener en cuenta a las consideraciones mencionadas al momento de situar su creación en un contexto determinado ha de ser una ardua tarea para el escritor, pero es necesario hacerla y comenzar a pensar que su talento literario debe ser explotado como un negocio.

Es menester que el autor empiece a analizar la naturaleza de su obra y la note, no sólo como una pieza artística, sino también como parte preponderante dentro del desarrollo de una comunicación eficaz.

El lector se acerca a un texto y lo absorbe de diversos modos: para lograr el análisis de un tema en particular solicitado por los profesores de una materia en la facultad, mientras viaja a su actividad laboral diaria o por simple placer. Hemos nombrado sólo pocas situaciones de contacto entre quien lee y el libro, pero en realidad existen muchas y diferentes. Ésta es una situación que el autor debe considerar profundamente, para lograr que sus leedores se multipliquen –a mayor cantidad de adquisiciones físicas del libro, la ganancia material dependiente de la venta de estos objetos, se verá aumentada- en función de la cantidad de expectativas resueltas que el lector tiene respecto del libro.

Con esto en mente, afirmamos que existen variados modos de acercar nuestra obra-mensaje al interés del lector-receptor.
Los mismos se relacionan con el posicionamiento con que contamos en el mercado económico. Aunque existen tantos mecanismos como buenas ideas tengamos para atraer la atención del lector-receptor a nuestra obra, hay tres que tienen un lugar privilegiado y son muy utilizados para promover un libro. Ellos son: promoción, propaganda y prensa[2].

La promoción es una tarea previa a que el libro sea puesto en el mercado y varía en función del tipo de obra.
Una manifestación muy frecuente de este mecanismo es el envío de un ejemplar, como regalo, a aquellas figuras o referentes que deseamos que creen una suerte de corriente de opinión respecto del volumen recibido. Más de una vez, y según el caso, existen promotores que el autor-emisor envía para obsequiar el ejemplar a los referentes escogidos.

Este mecanismo es de gran importancia, especialmente para aquellos libros que se relacionan más con el polo cultural que el comercial[3].

Respecto de la propaganda, es menester considerar que las empresas dedicadas al negocio del libro son firmas medianas o pequeñas, por lo que no son ampliamente conocidas por el público lector, viéndose en la obligación de usar con fuerza estas herramientas, con el objetivo de llegar a él.

Muchas veces, la propaganda se presenta de modo indirecto:
se llevan a cabo procesos en los que se promueve el libro mediante esta herramienta, sin que el público note a simple vista que está presenciando un aviso pautado con antelación. Cuando de reportajes en televisión se trata, por ejemplo, a menudo se paga una suma de dinero para lograr que el autor sea entrevistado y hable de su obra. Estos “arreglos” no son, económicamente, baratos. Sin embargo, la aparición es más cara cuando de televisión abierta se trata; mientras que la presentación televisiva en canales de cable, es mucho más accesible. Las características mencionadascuentan con el agravante que marca que los programas emitidos por los canales de TV abierta suelen poner “vedas” a la hora de la promoción de los libros, ya que no funcionan como elementos que disparen negocios para ellos.

La promoción a través de las acciones de prensa está signada por el interés que el autor tiene respecto del surgimiento de notas periodísticas relacionadas con la aparición en el mercado de su libro en los medios masivos de comunicación. Debería lograrse gratuitamente –cuando de aparición de la obra o su mención en los medios se trata-, aunque no siempre se da de esta manera.

Debemos contar con un agente de prensa u organizar nuestras tareas para armar gacetillas[4] y darlas a conocer a aquellos periodistas e informadores –cuyo teléfono de contacto debemos tener en una libreta destinada a tal fin- para lograr que les interese la noticia que habla del lanzamiento de nuestro título y puedan relacionarla con el contenido informativo del espacio que dicha figura ocupan en los medios masivos[5] y la den, así, a conocer.

Si bien ésta es una estrategia muy importante cuando de promover nuestro trabajo hablamos, no significa que el hecho de salir innumerables veces en alguna porción de los medios masivos de comunicación garantice el éxito de nuestro libro.

Muchas veces se crean movimientos de prensa inversa: el objetivo es el de lograr que un periodista en particular haga una mala crítica o comentarios negativos respecto de nuestra obra para lograr el surgimiento de un punto de vista polémico y hacer que muchos de nuestros potenciales lectores se interesen –y compren- nuestro texto editado.

Debemos tener en cuenta que es vital la influencia de la prensa cuando hablamos de la industria editorial.

Consideramos que la promoción, la propaganda y la prensa son conjuntos de herramientas trascendentales cuando de atraer al público lector-consumidor y lograr que adquiera económicamente un ejemplar del libro se trata. Por esta razón, el autor debe trabajar pos de ellas: sumar datos y contactos a la agenda o libreta destinada a soportar las cuestiones referentes a su libro, de la que hemos hablado en ediciones anteriores, así como observar la actividad de cualquier tipo de medio de comunicación, con el objeto de analizar la importancia del mismo en la campaña que debe diseñar en función de la difusión masiva de las cuestiones referentes a su libro.

Insistimos en la idea que dicta que existe un autor que emite un mensaje a través de su obra, que un público lector y receptor absorbe de maneras variadas. Por lo expuesto, el escritor debe planificar el alcance de su obra y manejarlo muy seriamente y a conciencia.

De esta manera, ya que hay un autor ciertamente reflexivo respecto del armado y difusión de su obra, debemos estimar que existe en él una figura de vendedor que busca la mejor forma de dar gran promoción a su libro, a fines de aumentar su posibilidad de venta y de la obtención de ganancias materiales por él generadas.

1- Medios masivos.

2- Para obtener más información a este respecto, es recomendable tomar el curso "¿Los lectores compran lo que vendo?", dictado en este portal.

3- Podemos pensar en el libro como mercancía que puede orientarse, según la visión del sociólogo Pierre Bourdieu, hacia el polo comercial o el cultural. El primero trabaja para satisfacer a la demanda existente y arma planes de acción y de obtención de ganancias basadas en el corto plazo. El polo cultural, a diferencia del ya descripto, crea su propia demanda y planifica –tanto sus actividades como su recuperación y ganancia económica- a largo plazo.

4- Son aquellos comunicados que hablan de los temas noticiables e interesantes para los medios –si no son importantes para ellos, nunca publicarán algo respecto de nuestra gacetilla- y deben ser enviados a aquellos periodistas que queremos que hagan circular noticias relacionadas a la aparición de nuestra obra en el mercado.



5- Actualmente, existen medios que no estaban presentes años atrás. Hablamos de los espacios creados por Internet: blogs, sitios temáticos especiales, ediciones digitales, tanto de periódicos como de revistas.

Via: portallibro.com.ar

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