Ancho y misterioso es el reino de la literatura fantástica. En el habita todo lo real y todo lo que nuestra mente pueda crear o imaginar. El escritor se convierte así en una especie de demiurgo, capaz de crear mundos y seres y de concebir hechos increíbles. Todo está a su alcance. Todo lo desconocido se convierte en palabras. De alguna forma, la obra fantástica esconde una sincera admiración por el misterio de la vida.
Lo maravilloso convive poderosamente con lo cotidiano. Cuando contemplamos los abismos sin fondo mas allá de las estrellas o cuando los sueños deambulan por nuestra mente cada noche, el enigma de lo insólito desborda nuestra comprensión y aporta ese manantial de ideas y de historias del que brota la literatura fantástica. Nosotros quisiéramos que ese manantial no se agotase nunca, que el misterio del mundo y la fuerza del mito perduren como reflejo de una esperanza inquebrantable... citando al maestro Bècquer "mientras haya una pregunta sin respuesta"... habrá literatura fantástica y habrá quienes quieran contarlo y leerlo.
Lo maravilloso convive poderosamente con lo cotidiano. Cuando contemplamos los abismos sin fondo mas allá de las estrellas o cuando los sueños deambulan por nuestra mente cada noche, el enigma de lo insólito desborda nuestra comprensión y aporta ese manantial de ideas y de historias del que brota la literatura fantástica. Nosotros quisiéramos que ese manantial no se agotase nunca, que el misterio del mundo y la fuerza del mito perduren como reflejo de una esperanza inquebrantable... citando al maestro Bècquer "mientras haya una pregunta sin respuesta"... habrá literatura fantástica y habrá quienes quieran contarlo y leerlo.