
Para empezar, Bas advierte de que no ha escrito una obra de autoayuda. "Es un libro de ficción, con un componente de ficción, una sucesión de relatos contados de una manera diferente, con un tratamiento de humor ácido", explica. La resaca de amor plantea un juego al lector con numerosas citas literarias y cinematográficas, que no desvela sus verdaderas reglas hasta el final. "Es un cajón de sastre, un libro escrito con total libertad en el que puedo contar una anécdota, un chiste o recrear historias que salen a colación con el tema", opina su autor. Más que cinismo, Bas reconoce en las páginas del libro ciertos toques de exageración y de la fábula que le llevan a bautizar a los protagonistas con nombres de animales.
La resaca del amor llega al público entre Voracidad y la novela que Bas está escribiendo actualmente para cerrar su anunciada trilogía sobre el exceso, que inició con Alacranes en su tinta (2004). El descanso entre dos novelas con una obra de encargo no le ha supuesto un trauna: "He sido muchos años guionista. Escribir por encargo no me parece un trabajo menor. Sinceramente, la idea no se me habría ocurrido".
Bas aventura que con La resaca del amor concluye su serie de libros con apariencia de ensayo. Ahora está volcado en las primeras cien páginas de la novela Ostras para Dimitri, la obra que pondrá punto final a su trilogía con una historia protagonizada por un mafioso ruso de ascendencia navarra. Cinéfilo confeso, Bas asegura que procura evitar la influencia de la narración cinematográfica en sus novelas. "Un guión es otra cosa. Soy el escritor más irrespetuoso con la novela si hay que adaptarla al cine. Hay que destrozarla para hacer de ella un guión de cine", sostiene.
Mientras trabaja en esa nueva novela, el escritor espera la llegada de un editor dispuesto a publicar El saxo es mi marido, una novela con dos historias separadas por cien años y unidas por la importancia de la pasión sexual.
Bas atribuye su continua producción literaria a una sola razón: vive de los libros. "Tengo que producir. Soy como un oficinista que escribe todos los días con un horario de trabajo. Y así poco a poco van saliendo las páginas", reconoce. Como Los desastres de Asier Cabezón, una novela de humor destinada al público juvenil, escrita con su hija María, de 13 años. "Ha sido muy enriquecedor. Nos ha unido a padre e hija", concluye.
Via: abcguionistas
La resaca del amor llega al público entre Voracidad y la novela que Bas está escribiendo actualmente para cerrar su anunciada trilogía sobre el exceso, que inició con Alacranes en su tinta (2004). El descanso entre dos novelas con una obra de encargo no le ha supuesto un trauna: "He sido muchos años guionista. Escribir por encargo no me parece un trabajo menor. Sinceramente, la idea no se me habría ocurrido".
Bas aventura que con La resaca del amor concluye su serie de libros con apariencia de ensayo. Ahora está volcado en las primeras cien páginas de la novela Ostras para Dimitri, la obra que pondrá punto final a su trilogía con una historia protagonizada por un mafioso ruso de ascendencia navarra. Cinéfilo confeso, Bas asegura que procura evitar la influencia de la narración cinematográfica en sus novelas. "Un guión es otra cosa. Soy el escritor más irrespetuoso con la novela si hay que adaptarla al cine. Hay que destrozarla para hacer de ella un guión de cine", sostiene.
Mientras trabaja en esa nueva novela, el escritor espera la llegada de un editor dispuesto a publicar El saxo es mi marido, una novela con dos historias separadas por cien años y unidas por la importancia de la pasión sexual.
Bas atribuye su continua producción literaria a una sola razón: vive de los libros. "Tengo que producir. Soy como un oficinista que escribe todos los días con un horario de trabajo. Y así poco a poco van saliendo las páginas", reconoce. Como Los desastres de Asier Cabezón, una novela de humor destinada al público juvenil, escrita con su hija María, de 13 años. "Ha sido muy enriquecedor. Nos ha unido a padre e hija", concluye.
Via: abcguionistas